In Memorian

“Los arquitectos construyen, los artistas destruyen” afirma el artista y teórico estadounidense Dan Graham.

Agustín Serisuelo se caracteriza por ser un artista que explora las confluencias e interferencias entre la escultura y la arquitectura, que a su vez coinciden en la reflexión sobre el espacio y la posibilidad de generar nuevas realidades a través de la construcción. Aunque como creador busca en la arquitectura espacios internos más allá de la mera geometría construida. Para ello, realiza previamente dibujos y anotaciones sobre su libreta, que a la manera poussiana implica que concibe el dibujo como la imagen interior del proyecto.

In Memoriam es un proceso en sí mismo, una investigación, que a su vez genera una especie de narración gráfica y textual -a través de sus imágenes-, ya que explica tanto el transcurso de la obra como su contexto interno. Agustín en sus recorridos por la provincia de Castellón pretende descubrir espacios sin nombre, lugares ocultos y abandonados. No realiza intervenciones en edificios directamente como hiciera Gordon Matta-Clark, pero gracias a las fotografías que hace deconstruye el espacio, lo desplaza, lo secciona para luego reconstruirlo, lo que le permite materializar ideas sobre el espacio que intuye como una dialéctica personal, es decir, escoge y designa espacios del mismo modo que crea complejidad. Agustín fija en esta serie lugares no transitados y deshabitados –donde coexisten pasado y presente, destrucción y construcción-. Para ello primero realiza fotografías que son tomadas desde un mismo punto de vista como una sucesión de fotogramas y, después, a través del ensamblaje de éstas, reconstruye los lugares abandonados a partir de los fragmentos fotográficos. Se podría decir que la arquitectura funcionaría como un marco y la escultura es el resultado del vaciado. Descubre, así, dualidades o contrastes que refleja perfectamente en sus montajes fotográficos (vertical/horizontal, interior/exterior, vacío/lleno) resumiendo en términos de experiencia estética años de investigación y de planteamientos filosóficos sobre el espacio.

En sus fotografías la luz irrumpe transformando un inmueble abandonado en un templo. Esa luz nos invita a entrar, nos acoge y nos arropa con el calor de un hogar, puesto que toda casa vivida no es una caja inerte; el espacio habitado siempre transciende el espacio geométrico. Se obliga a re-pensar la habitabilidad del espacio contemporáneo transgrediéndolo como un intruso, forzando la mirada más allá de la mera funcionalidad, abriendo nuevas perspectivas y llamando la atención sobre rincones olvidados que escapan a la lógica capitalista bajo la que vivimos. De algún modo, establece una relación emocional con el entorno que le circunda, nos acerca una realidad desconocida prácticamente borrada de nuestra memoria; acentúa, así, nuestra capacidad de intervenir sobre ella.

Tanto sus ocho esculturas como la veintena de fotografías de que consta la exposición, revelan capas de información, historias de construcción, de habitar… El espacio actúa como un dispositivo de memoria, extrae de cada habitante sus pensamientos inconscientes y les da cuerpo. Hay que abrir la casa para que pueda recordar, hay que moverla para poner de nuevo en libertad los recuerdos. Eso mismo hace Agustín reconstruyendo la imagen; crea vacíos que originan movimiento y abre ventanas y puertas para que deambule la memoria.

Transforma el espacio interpretándolo, asimilándolo y ofreciéndonos nuevas perspectivas del mismo. In memorian rinde tributo a todos esos espacios marginados por nuestra sociedad, ya que con cada edificio que desaparece o se transforma se desvanece una forma ritual de vida, se silencian saberes y se apaga la luz de los lugares en los que habitaba la memoria y transitaba la huella del tiempo.

IRENE GRAS CRUZ


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